Si visitaste antes estás instalaciones hoteleras es como si no lo hiciste, porque con los nuevos cambios sentirás que estás en otro lugar.

Desde que entras por la recepción sentirás aires de un concepto moderno y minimalista, compuesto por colores suaves y estructuras frescas.

Nuevas áreas que te harán sentir entre lo moderno y lo natural. Ah! Es que estuve en un bar al estilo vintage que no pude evitar hacerlo mío y al ladito la discoteca totalmente nueva y con tecnologías apropiadas y adecuadas para que diferentes públicos converjan en espacios que se acomoden a sus exigencias.

Llegada la hora del almuerzo tuve una sobre dosis de placer visual en uno de los restaurantes de Casa Marina Beach, donde playa, sol y arena se conjugan con el apetito provocando sabores encontrados y placeres inventados.

En ese mismo restaurante hay una estación de café como sacada de un cuento de muñequitos de gustos muy finos, ya no sabes si tomarte un café o tomarte una foto “pa echar vaina por las redes sociales”.

De las atenciones ni les cuento porque eso no es nuevo, tienen la mala costumbre de hacer que uno no se quiera ir y eso es empezando por el gerente general don Humberto Pichardo, que es mi amigo y qué gentilmente me invitó a conocer la razón por la cual su hotel siempre está a toda capacidad. En pleno almuerzo le pedí colocarse unas gafas para tomarle una foto ya que cuando se refiere a lo nuevo de Casa Marina no logra disimular el brillo de sus ojos y eso puede hacer que no salga la imagen.

Cómo buena persona que me considero obviaré muchos detalles porque sé que las largas lecturas no van acorde con estos tiempos, mejor trate usted de que no le sigan contando y venga a Sosúa a conocer las razones por las cuales está tan de moda venir para quedarse.

Agradecida de las atenciones en el hotel Casa Marina y contenta porque el empresariado de la zona norte del Repúplica Dominicana cada día está más en sintonía con la intención de desarrollar un espacio turístico acorde con las más altas exigencias y listos para complacer diferentes gustos.

Por: Odil Beato Hernández

 
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